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domingo, 19 de junio de 2011

Caso Conarpesa - para hacer memoria -

Política | Caso Conarpesa

Matar por encargo

Araujo, uno de los investigados por el asesinato del empresario Raúl Espinoza, rompe el silencio. Acusa a los Álvarez, amigos de K.

Por Marcelo López Masía

Ademar Araujo por primera vez se anima a hablar con un periodista. Dispara sin preámbulos: "Yo estuve presente en el momento en que los dueños de la pesquera Conarpesa, Juan Álvarez Cornejo y su hijo Fernando Álvarez Castellano, le pidieron a mi hermano Daniel que sacara del medio a ‘Cacho’ Espinosa".

Araujo es una de las dos personas que estuvieron detenidas en la investigación por el asesinato de quien fuera titular de la Pesquera San Isidro. A cuatro años de iniciado el escandaloso caso Conarpesa, el hombre que fue acusado como verdugo de Raúl “Cacho” Espinosa niega ese cargo, pero no la supuesta participación que tuvieron en la historia los empresarios Álvarez, los amigos españoles del presidente Néstor Kirchner. Espinosa fue ultimado en la puerta de su propia casa durante la campaña presidencial del 2003, pocos días después de haberle formulado a la entonces candidata del ARI, Elisa Carrió, graves denuncias contra la empresa pesquera Conarpesa, cuyos titulares son los miembros de la familia Álvarez.

La investigación de esta muerte alcanzó a los empresarios españoles, fuertes aportantes por entonces del Frente para la Victoria, al punto que ambos terminaron prófugos de la Justicia durante varias semanas.

Araujo no duda en señalar a su hermano Daniel como el autor material del homicidio que conmocionó a Chubut el 30 de enero del 2003. Aunque los investigadores siempre intuyeron que es él mismo quien se esconde tras el hecho.

Según el ex detenido, él y su hermano participaron de una reunión en la mansión de los Álvarez dos meses antes del asesinato. Allí le habrían encargado el crimen a Daniel. "En ese momento, todos sabían en Puerto Madryn que a ‘Cacho’ Espinosa se la tenían jurada", asegura Araujo a NOTICIAS en su bar del partido bonaerense de San Miguel.

Relato de un crimen. "Mi hermano me contó que fueron a buscar a ‘Cacho’ Espinosa junto con José ‘El Bizco’ Segundo, un delincuente de poca monta de Puerto Madryn, ya que Espinosa conocía a Daniel y podía ponerse en guardia al verlo", dice el ex detenido.

"A Segundo le dijeron que se trataba de una golpiza y que a cambio le iban a conseguir 500 pesos y un trabajo. A mi hermano, que sabía que era un asesinato, le ofrecieron 80.000 pesos, de los cuales le pagaron 20.000 por adelantado y el resto nunca llegó porque dijeron que el trabajo estuvo mal hecho”. La diferencia entre lo que dice Araujo que habrían cobrado uno y otro llama la atención.

Sigue su relato: “Cuando Espinosa bajó del auto, mi hermano Daniel le efectuó un disparo con un arma 9 milímetros. A pesar de que se trató de un tiro mortal, Espinosa pudo abalanzarse sobre Daniel y le desgarró toda la ropa, haciéndole caer un documento que tenía mi foto".

La policía local halló una billetera que contenía un DNI con la fotografía de Ademar Araujo. "Yo le prestaba todo a Daniel. Incluso, él también sacaba líneas de teléfonos a mi nombre ya que tenía problemas con la Justicia", explica.

Tras la refriega, Espinosa cayó muerto en su propio jardín, mientras que Lorena Gabarrús, su joven esposa, alcanzó a escapar y pudo reconocer a José Segundo en rueda de presos como uno de los participantes.

"La policía me detiene en Hurlingham y me acusan como autor del hecho, junto con ‘El Bizco’ Segundo. En ese momento, yo les cuento que había conocido a los Álvarez y que había estado en el interior de su propia casa en dos oportunidades. Les conté que podría reconocer el escudo de armas de la familia, la sala de estar, la de juegos y alguna otra dependencia", dice Araujo.

La Justicia chubutense tardó meses en ordenar la pericia visual para probar estos dichos. Cuando intentaron hacer el relevamiento se encontraron con que la residencia de los dueños de Conarpesa (la casa más cara de Madryn, valuada en medio millón de dólares) había sido demolida por sus dueños.

Para completar el cuadro, el otro sitio de reuniones entre los supuestos instigadores y los hermanos Araujo, el Hotel "La Posta", también había sido tirado abajo.

El misterioso “Daniel”. Las autoridades judiciales de Chubut siguieron la pista de Daniel Araujo luego de que su propio hermano lo involucrara directamente en la causa. Sin embargo, poco pudo saberse sobre este supuesto "killer" profesional.

Apenas se estableció que residió algunos años en la Triple Frontera y que estuvo también viviendo algunos años en un deshabitado campo uruguayo. Ademar asegura: "Nunca lo van a encontrar, porque no les interesa que hable. Si él cuenta todo lo que sabe, irían presos los autores intelectuales y los encubridores políticos que han generado esta impunidad", argumenta.

Araujo cree que hubo dos causas principales por las cuales se mandó a asesinar al dueño de la pesquera San Isidro. "Espinosa quería nacionalizar la pesca, promoviendo a empresas argentinas como la suya, para frenar la depredación de los españoles en nuestras costas. Además, quería terminar con el circuito del narcotráfico que se estaría dando en buques que lograban burlar todos los modernos escáners de los principales puertos europeos, ya que llevaban sus cargas de alimentos hacia poco conocidos puntos de España e Italia, en pretendidas misiones humanitarias que están exentas de esos controles", asegura.

Hoy se siente en peligro. "Tengo miedo de terminar como Julio López, por eso doy esta nota. En las cárceles de Chubut me dieron una paliza por la que terminé internado con conmoción cerebral. Luego vino un preso nuevo a decirme que me fugara con él, que estaba todo arreglado. Yo estoy seguro que era un intento de las autoridades para matarme en plena huida", dice.

Recaudos. El ex preso asegura que puso a buen resguardo y fuera del país todas las pruebas que posee sobre lo sucedido en torno a este crimen. Pone especial énfasis en los cruces de llamadas que hubo entre los Álvarez, el poder y su hermano, algo que se investigó muy poco en la controvertida causa.

"La investigación está terminada, a nadie le interesa ya saber quién fue el asesino de Espinosa. Los Álvarez siempre se ufanaron de su amistad con Kirchner, quien les dio un puerto en Caleta Paula, en terrenos fiscales, donde ahora tendrían hasta una aduana propia", finaliza.

Los Álvarez siempre se desligaron del crimen de Espinosa y la Justicia terminó absolviéndolos. Araujo, uno de los hombres investigados y detenidos por esa muerte, cuenta otra historia.

http://www.revista-noticias.com.ar/comun/nota.php?art=903&ed=1611

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