“Un nuevo contrato moral es la construcción de la paz y de la nueva prosperidad en la Argentina y América Latina” - Elisa -

sábado, 25 de febrero de 2012

No controlar es delito


No controlar es delito

Por Luis Gregorich  | Para LA NACION


Todo tiempo pasado fue mejor, dice uno de los proverbios más viejos y más estúpidos, con el que pretendemos crear una coartada para nuestros achaques y nuestra incomprensión del presente. Desgraciadamente, en lo que se refiere a los ferrocarriles argentinos, el desastre de Once acaba de convertir al desafortunado proverbio en certidumbre absoluta.

Doy mi testimonio como cotidiano ex pasajero de la línea Sarmiento, en la que se produjo el trágico accidente. En la década de 1960, era un muchacho que se ganaba la vida trabajando en el mundo editorial. Las tres o cuatro empresas en que me desempeñé sucesivamente estaban situadas en el centro o microcentro porteño. De tal modo, mi viaje en tren de Morón a Once (aclaremos que en las "horas pico") era una escala intermedia entre el colectivo que tomaba a unas cuadras de mi casa y el subterráneo que me dejaba, por fin, cerca de mi trabajo. En total, una hora y media o, con suerte, un poco menos.

No recuerdo haber visto a gente colgando de las puertas de los vagones, con peligro de su vida. A lo largo de una década como pasajero presencié sólo unos pocos episodios delictivos, protagonizados por carteristas…



… Que no se pueden exigir servicios premium con el miserable precio de los boletos que se paga. Y en cuanto a los subsidios que el Gobierno entrega a las empresas concesionarias para mantener el precio bajo, ya se sabe, sólo sirven para alimentar la corrupción: muy pocas veces, para mejorar el mantenimiento de los trenes y realizar las inversiones necesarias…



 mi protesta frente a la hipocresía y descaro de los altos funcionarios del gobierno nacional que declinaron toda responsabilidad, que convocaron a conferencias de prensa que no eran tales, y que hasta se atrevieron a presentarse como querellantes. Se olvidaron de una sentencia que los marca a fuego: no controlar es delito

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