No controlar es delito
Todo tiempo pasado fue
mejor, dice uno de los proverbios más viejos y más estúpidos, con el que
pretendemos crear una coartada para nuestros achaques y nuestra incomprensión
del presente. Desgraciadamente, en lo que se refiere a los ferrocarriles
argentinos, el desastre de Once acaba de convertir al desafortunado proverbio
en certidumbre absoluta.
Doy mi testimonio como
cotidiano ex pasajero de la línea Sarmiento, en la que se produjo el trágico
accidente. En la década de 1960, era un muchacho que se ganaba la vida
trabajando en el mundo editorial. Las tres o cuatro empresas en que me desempeñé
sucesivamente estaban situadas en el centro o microcentro porteño. De tal modo,
mi viaje en tren de Morón a Once (aclaremos que en las "horas pico")
era una escala intermedia entre el colectivo que tomaba a unas cuadras de mi
casa y el subterráneo que me dejaba, por fin, cerca de mi trabajo. En total,
una hora y media o, con suerte, un poco menos.
No recuerdo haber visto a gente colgando de las puertas de
los vagones, con peligro de su vida. A lo largo de una década como pasajero
presencié sólo unos pocos episodios delictivos, protagonizados por carteristas…
… Que no se pueden exigir servicios premium con el miserable
precio de los boletos que se paga. Y en cuanto a los subsidios que el Gobierno
entrega a las empresas concesionarias para mantener el precio bajo, ya se sabe,
sólo sirven para alimentar la corrupción: muy pocas veces, para mejorar el mantenimiento
de los trenes y realizar las inversiones necesarias…
… mi protesta
frente a la hipocresía y descaro de los altos funcionarios del gobierno
nacional que declinaron toda responsabilidad, que convocaron a conferencias de
prensa que no eran tales, y que hasta se atrevieron a presentarse como
querellantes. Se olvidaron de una sentencia que los marca a fuego: no controlar
es delito…
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